11 agosto 2006

Perdón Grela

Ayer estaba parada en el semáforo de Corrientes y San Lorenzo y miraba esa reproducción de Grela tamaño gigante en la pared de un edificio. Miraba esa pared con aparatos de aire acondicionado y ventanitas de baño, arriba de los cuales (y como si no se vieran) está esa pintura. ¿Qué diría Grela si pudiese verla?
¿No hubiera sido más respetuoso pintar cuadros de artistas vivos que pudieran decir sí o no a la propuesta? ¿O mejor, artistas que hubiesen diseñado murales para esos lugares?
Porque un mural es otra cosa que un cuadro de caballete, está pensado para un tamaño, para una luz, con una factura determinada (y el cuadro de caballete en la propia).
Hay muchos profesores pero pocos maestros. Juan Grela era uno de ellos. El no sólo enseñaba pintura sino intentaba que los alumnos bucearan en la profundidad de la vida e hicieran todas las cosas con seriedad. Tantas veces recorrió con nosotros las exposiciones, deteniéndose en los detalles del dibujo, del color, de los elementos de la composición. Con tanto cariño por el cuadro, con tanto respeto por los pintores. Si lo conocí un poco, creo que no le hubiera gustado esta transposición brutal de su obra tan cuidada a la pared urbana, y no precisamente porque no creyera en el derecho de todos a educarse. ¿Quien sabe si la familiaridad con el arte consiste en estas acciones o en los rompecabezas de cuadros famosos? Yo sé que a mucha gente le ha gustado la idea pero me gustaría saber la opinión de los artistas.