17 enero 2007

AÑO NUEVO

Esperé el 2007 en un edificio frente al río. Era un día caluroso pero corría una brisa fuerte, no hacía falta ni un ventilador. Sin embargo los vecinos de arriba tenían prendido su aparato de aire acondicionado: las gotas de agua entraban al living de abajo junto con bocanadas de aire caliente. Hubo que cerrar la ventana que correspondía al aparato en cuestión.
¿Quién tiene derecho? ¿El que paga la corriente? ¿El que sufre los cortes debido a sobrecarga? (que los hubo esa noche) ¿El damnificado por el goteo y el aire caliente? Cuando las cosas son escasas no es solamente cuestión de pagar sino cuestión de distribuir de modo que todos tengan acceso a lo indispensable. ¿Hasta donde hay derecho de gastar los recursos no renovables, de polucionar el aire, el agua? ¿Qué porcentaje de cielo se puede tapar con los cables colgados? ¿Qué diseño de transporte público es el más eficiente?
Causas y efectos son complejos, no lineales, hay muchos pros y muchos contras. En los temas del ambiente nadie puede esbozar un plan sino los equipos gubernamentales que tienen que contar con todos los datos y con los técnicos que puedan trazar las políticas adecuadas. Por empezar hay que saber que son muchos los factores que pueden manejarse y que cada uno va a aportar sólo un pequeño porcentaje en la disminución de la polución, en el ahorro de energía. Y una vez que se delinea un plan cada una de las propuestas y proyectos públicos debe apuntar hacia esos objetivos y los proyectos privados deben ser confrontados con ellos.
Decía Zaiat el otro día que en algunos países se cambia de hora aunque no sea un gran ahorro de energía, y que esa sería una medida ejemplificadora. Creo que sería ejemplificadora sobre todo por demostrar que hay que tomar un sin fin de pequeñas medidas, en todos los órdenes, y que es la sumatoria de ellas la que va a dar un resultado. Después, nosotros podemos elegir las actitudes individuales que se nos ocurran desde pedir que los paquetes se envuelvan con un sólo papel y no con varios, hasta elegir edificios bien aislados y con ventilación cruzada. Desde pedir que no se bajen las alturas de los árboles hasta plantar enredaderas en los muros y armar pergolados en las terrazas. Desde andar en bicicleta hasta votar a los que prometan hacer circuitos seguros. También las O.N.G. podrán plantear sus preocupaciones y sus aportes. Pero son los planes los que nos van a dar un marco para encarar el problema, van a evidenciar una ponderación de la incidencia de cada una de las medidas que se puedan tomar, van a conseguir sumar un resultado.
Así que ojito porque todavía no hay verdaderos planes “ambientales” ni municipales ni provinciales ni nacionales, más allá de las palabras. Eso tenemos que exigir.