Pasé por Montevideo
Entramos por Pocitos: hermosos plátanos desplegando su envergadura. Lo mismo en las calles céntricas. Parece que las semillas no los hacen estornudar. Las ramas altas prestan privacidad a los balcones en verano.
Siempre me he sentido en el Uruguay como en casa, y he deseado que esa amabilidad, esa preocupación por el espacio público se imitara acá. No pienso pelearme con los uruguayos. Nuestras autoridades deben resolver los problemas con el amor con que se resuelven los diferendos entre hermanos. Que en mi nombre no se tomen medidas agresivas ni destempladas.
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